Cuando se trata de hacer un sonido, cualquier cosa en el mundo puede convertirse en un instrumento. La calidad, el timbre y tono del sonido, así como la forma de aplicarlo en un arreglo y grabarlo en el estudio es lo que hace que el sonido resulte musical y artístico. Durante una grabación, usar instrumentos creados por uno mismo puede resultar un compendio de aparatos que otorgan el carácter y color de la canción, pudiendo hacer tu grabación más intrigante para los que la escuchen. Usar instrumentos creados por uno mismo en un concierto crea curiosidad y fascinación entre la gente ante los extraños aparatos con los que estás tocando sobre el escenario, lo que supone una ventaja más a la hora de captar la atención del público.